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La Sociedad de Derecho Parlamentario tuvo la oportunidad de conversar con John Smok, funcionario de la Cámara de Diputadas y Diputados de Chile. Abogado de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y magíster en Derecho Parlamentario de la Universidad Complutense de Madrid.

Smok tuvo el rol de ser el Secretario General de la Convención Constitucional Chilena entre 2021 y 2022, por ello creemos interesante saber de primera fuente cómo vivió esa instancia.

¿Cómo evaluarías tu paso por la Convención Constitucional?

En una ocasión, con motivo del término de mis tareas en la Convención Constitucional, a fines de agosto del año pasado, tuve la oportunidad de expresarle a los propios convencionales, en nombre de todo el personal y mío propio, agradecimientos por la confianza que nos demostraron, que nos permitió dar lo mejor de nosotros y atesorar esa experiencia como un episodio valioso en nuestras vidas.

En lo personal, el cargo de secretario de la Convención Constitucional me ha marcado por ser una vivencia única, que siempre atesoraré como un recuerdo inapreciable en los planos personal, laboral, profesional y relacional. Ahora, habiendo transcurrido ya un tiempo de aquello, me doy cuenta de que también fue importante en cuanto colaboró en mi formación y en el desarrollo de potencialidades que de otra forma no habría podido descubrir en mí. Me ratificó que en la vida hay situaciones que conllevan un peso, una responsabilidad especial, distinta de todas las demás… no sé, es como ser padre, sentir que tienes sobre tus hombros una carga especial, que no puedes delegar, y que el desarrollo de una vida depende de tu entrega, del despliegue de tus capacidades y del compromiso y seriedad con que asumes la responsabilidad. Lo hermoso de eso es que, al margen de ser agotador y desgastante, me permitió ejercer una conducción en que la autoridad estuvo basada en el consejo bien fundamentado más que en la imposición de una orden.

¿Cuáles fueron los principales desafíos que enfrentaste allí y cómo los sorteaste?

Yo diría que fue muy sorprendente la forma en que se gestó ese desafío. Confieso que aún hoy no tengo del todo clara esa parte de la historia, puesto que no participé en la toma de esa decisión. Ese encargo tan particular me fue comunicado al día siguiente de la instalación de la Convención, hito en el que participé apoyando a la Secretaria del Tribunal Calificador de Elecciones. Recuerdo que era el lunes 5 de julio de 2021 cuando temprano me llama mi jefe y me pregunta si todavía estaba en Santiago o ya había regresado a Valparaíso. Al responderle que aún estaba en Santiago, me dice “qué bueno, porque necesito que vayas a hacerte cargo de la Convención”. Pensé que era una broma. Originalmente, yo no formaba parte del equipo que estaba preparándose para apoyar el trabajo de la Convención, así que no me había preocupado mayormente de leer las normas constitucionales que regulaban este nuevo órgano. De modo que asumir esa misión fue estresante. Me demandó mucho tiempo, esfuerzo, reuniones y gestiones, sobre todo porque se trataba de hacer funcionar un órgano que en ese momento se consideraba muy relevante para la historia del país, y que se encontraba en blanco desde el punto de vista de la forma en que iba a organizar su trabajo y de las reglas del juego que debían regular la vida que se desarrollaría en su interior. Además, había que crear y organizar equipos de trabajo.

Para avanzar bien es indispensable generar redes, crear vínculos, tender puentes. La contraparte de la Convención era la Secretaría Ejecutiva, órgano alojado en el Ministerio Secretaría General de la Presidencia. Y en esas primeras semanas salió del cargo Francisco Encina, luego el Gobierno nombró a Catalina Parot, que renunció al poco tiempo, y finalmente designan a Matías Cox. Cada cambio implicaba abocarse nuevamente a la tarea de establecer confianzas, lo que también era un desafío que se sumaba a lo anterior.

Si hubiera que resumir, el desafío más potente lo vivimos en la fase de instalación. Luego, en el transcurso de 14 meses vivimos varios otros, que creo que sorteamos con éxito.

¿Cuáles fueron las principales enseñanzas que te dejó tu paso por la Convención?

En primer lugar, tomar conciencia de mis capacidades. Esta tarea me obligó a poner al máximo mis capacidades, mis energías y mis conocimientos. Como Dios siempre sabe para qué hace las cosas, aunque uno tarde en darse cuenta, en ese momento caí en la cuenta de que todos los cargos y las funciones que había desarrollado en la Cámara desde 1993 me iban a servir para cada una de las tareas que iba a asumir y para conducir a los equipos que me iban acompañar en esta misión. Así que, en los hechos, luego de presentarme ante la Mesa Directiva que había sido elegida el día de la instalación (Elisa Loncon y Jaime Bassa) para informarles que iba a ser el Secretario de la Convención, y sin preocuparme mayormente de si eso les generaba sorpresa o no, simplemente me embarqué en la tarea, esforzándome por superar dudas y temores y rogando para que el viento estuviera siempre a nuestro favor.

Lo segundo es que sin trabajo en equipo no se logran los objetivos. Me acompañó un equipo de lujo. Quienes trabajaron en la labor de creación de normas (comisiones y pleno), en asesorías, comunicaciones, en las áreas administrativa, sanitaria y de otros servicios, todos un diez. Me quedo con la sensación de que logré delegar tareas y empoderar a los equipos para su ejecución, y todo resultó excelente.

Otra enseñanza no menor tiene que ver con la imperiosa necesidad de aceptación de las personas, si queremos construir un país más sano en cuanto a las relaciones interpersonales. La composición de la Convención Constitucional se caracterizó por la diversidad, aunque creo que la Convención se percibió diversa en comparación con lo que el mundo político ha estado acostumbrado a ver en el Gobierno y en las cámaras legislativas. Pero no fue tan diversa en relación con lo que existe en Chile. En lo personal, me sentí cómodo en el entendimiento con esa diversidad desde que capté que a quien se cruza en mi camino tengo que aceptarlo en vez de juzgarlo. No es simple tolerancia, pues ésta siempre conlleva algo de resistencia, como haciéndolo a regañadientes. La aceptación del otro implica dar un paso más.

No quiero dejar de mencionar algo, que quizás es más una vivencia que una enseñanza: el reconocimiento por el trabajo y muestras de afecto que todo el equipo y yo recibimos de parte de convencionales, asesores, prensa, etcétera. Hubo una valoración transversal a un trabajo realizado con esfuerzo y absoluta imparcialidad, que con el tiempo fue dando paso a lazos de amistad que perduran hasta hoy.

¿Crees que se abre una nueva oportunidad con el nuevo proceso que ha comenzado?

Yo creo que todo en la vida es aprendizaje, nada es esfuerzo perdido, todas las cosas pasan por algo y para algo. Por eso, tengo la convicción de que el proceso anterior no fue en vano. De hecho, se tuvo muy presente por quienes propusieron la reforma constitucional que habilitó el nuevo proceso constituyente. Tengo mis personales conclusiones respecto del Chile que la Convención Constitucional nos permitió visualizar y que habitualmente no vemos, y creo que el nuevo proceso tiene la gran posibilidad de producir una Constitución moderna, que le dé cabida a la expresión de todas las opciones políticas legítimas y democráticas, y que nos permita construir una patria más fraterna, con pleno respeto entre todos.

¿De qué manera crees que tu experiencia en la Convención puede aportar a la Sociedad de Derecho Parlamentario?

Por la especialización de quienes integran la Sociedad de Derecho Parlamentario, creo que debiera estar más presente en los debates de los asuntos que inciden en el Derecho Parlamentario, mucho de lo cual se discutirá con ocasión del proceso constituyente en curso. La Constitución, en la parte que regula el estatuto de los congresistas y la formación de la ley, con preceptos contenidos en varios capítulos, es puro Derecho Parlamentario. Así que la Sociedad tiene que incidir más en la discusión de esos contenidos.

¿Qué le recomendarías a quienes les tocará desarrollar funciones parecidas a las tuyas en este nuevo proceso constitucional?

Los conozco a todos y son un excelente ejemplo de funcionarios. Por ende, sólo les diría que sigan haciendo su trabajo con entrega honesta y con los elevados niveles de imparcialidad, responsabilidad, calidad y profesionalismo que los caracterizan. Y que se cuiden de los micrófonos abiertos.

Mayo, 2023.

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